MERITOCRACIA Y DEI

La meritocracia solo cobra sentido cuando se establecen políticas y prácticas equitativas que priorizan y aseguran el acceso a la información, oportunidades, recursos y apoyo para todos los miembros del equipo. De lo contrario, se convierte en una mera retórica que no reconoce la diversidad y en la creencia de que el éxito depende únicamente del esfuerzo individual. Esto solo sirve para justificar y perpetuar las desigualdades, beneficiando a aquellas personas que ya tienen ventajas. La meritocracia resulta ser una ilusión y una promesa falsa, que no representa la realidad compartida de las personas que pertenecemos a grupos marginalizados.

En un contexto de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), es fundamental reconocer que la meritocracia no puede existir en un vacío. Para que las organizaciones verdaderamente promuevan la igualdad de oportunidades y el desarrollo equitativo de todos sus miembros, es necesario ir más allá de simples declaraciones y adoptar acciones concretas. Estas medidas activas implican eliminar barreras sistemáticas, proporcionar acceso a programas de desarrollo profesional, y crear un entorno de trabajo inclusivo donde todas las voces sean valoradas.

Pero la complejidad de la igualdad se profundiza cuando consideramos la interseccionalidad. Ésta reconoce que las personas tenemos múltiples características que componen nuestra identidad, como el género, orientación sexual o discapacidad, y que estas características pueden interactuar para crear experiencias únicas de discriminación y desventaja. En un enfoque interseccional, no podemos tratar a todas las personas de la misma manera, ya que sus experiencias y desafíos varían según sus identidades múltiples.

Por lo tanto, la meritocracia y la interseccionalidad deben coexistir en un entorno realmente inclusivo. Esto significa que debemos reconocer y abordar no solo las desigualdades sistémicas, sino también las desigualdades específicas que enfrentan las personas en función de sus intersecciones de vida. Esto requiere un enfoque más personalizado y cuidadoso en la promoción del mérito y la igualdad de oportunidades, teniendo en cuenta las diversas experiencias de los miembros del equipo.